Básicamente existen dos tipos de copiadoras:
- Copiadoras Xerográficas
Utilizan papel normal. Un haz de luz pasa por todo el documento original, el cual hace que se proyecte la imagen original sobre un tambor fotosensible, el cual es generalmente un rodillo o banda que va girando.
Dicho tambor se carga electrostáticamente, formándose en él una copia electrostática de la imagen original. Posteriormente, un polvo pigmentado (llamado “tóner”) es vertido sobre el tambor para que se adhiera a las zonas electrizadas, reproduciendo el documento original.
La imagen así pigmentada es transferida del tambor al papel, el cual finalmente se calienta para fijar de modo definitivo el pigmento sobre la nueva copia.
- Copiadoras Electrostáticas
Menos comunes que las copiadoras xerográficas, utilizan un papel sensible especial. La imagen a copiar es proyectada sobre el papel, de modo que su superficie quede sensibilizada con pequeñas cargas eléctricas. Luego el papel recibe se baña de tóner, el cual queda adherido a las zonas previamente electrizadas.
Desde la antigüedad, el hombre ha utilizado varias formas de copiar textos e imágenes, pero la mejor ha sido por mucho mediante la copiadora, siendo un método que continúa evolucionando y mejorando aunque sigue utilizando el mismo principio que cuando se inventó.
Hoy en día las copiadoras no solamente hacen copias de documentos blanco y negro, sino que se han convertido en equipos multifunción que imprimen y copian tanto en blanco y negro como a color, pudiendo incluso formar cuadernillos doblados y engrapados; digitalizan documentos para enviarlos por correo electrónico directamente sin el uso de una computadora, reciben faxes y permiten utilizar sofisticado software que puede almacenar los documentos electrónicamente en repositorios de datos con niveles de acceso por usuario, crear índices y documentos con texto buscable a partir de imágenes, entregar reportes de su uso por cada usuario, etc.
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